Acabáis de comprometeros ante Dios. Sois felices. Algo importante comienza para vosotros. Podéis decir al Señor lo que sentís:
. vuestra alegría, vuestro agradecimiento por este encuentro y este amor que vivís,
. vuestra certeza de ser amados por Dios y ayudados por Él,
. vuestra esperanza de éxito en vuestra vida de pareja,
. vuestra voluntad de querer acoger a los otros como ellos os acogieron.
Expresad esto con algunas frases sencillas, con vuestras propias palabras o ayudándoos, si queréis, con la fórmula de vuestro consentimiento. A continuación os ofrecemos algunos ejemplos que también os pueden ayudar.
Preparad juntos esta oración para la lectura de boda, con antelación, por escrito, tomándoos el tiempo necesario para hablarlo entre vosotros. Quizás os parezca algo difícil, pero un intercambio de este tipo os puede ayudar mucho. Más adelante lo recordaréis. Quizás recéis de vez en cuando con esta oración (con ocasión de vuestro aniversario de boda, o del nacimiento de uno de vuestros hijos).
Esta oración la podréis leer los dos juntos o alternativamente. Podéis hacerlo a lo largo de la celebración o fuera de ella, cuando juzguéis más oportuno.
La oración de Julia y de Pedro
Queremos vivir, como pareja, del amor sin fallos y sin límites que tú nos das. Te pedimos con confianza y sin fantasías que este camino en el que nos comprometemos contigo sea un camino de alegría y de paz. Sin fantasías, porque sabemos que el día a día nos recordará rápidamente cuáles son nuestros límites. Cuando un amor se estrena y que se está profundamente enamorado, decimos que el uno es capaz de colmar al otro y que eso basta. Sin fantasías, Señor, pero con un proyecto que nos guíe.
Que nuestra casa sea un lugar abierto y acogedor. Que la sencillez de nuestra forma de vida nos permita tener una mayor disponibilidad. Que nuestros compromisos, en el trabajo y fuera de él, sean el signo de nuestra esperanza en Jesucristo. Y, que por encima de todo, este proyecto se enraíce en la oración y en los sacramentos.
La oración de Marta y de Alfonso
Oh, Dios de amor, queremos vivir a la escucha de tu Palabra, dejarnos conducir por ti, pese a nuestras limitaciones y sin saber muy bien hacia dónde nos llevas. Eres el camino en el que se inscribe nuestra vida. A través de nosotros quieres estar al servicio de los pobres, de los que sufren, de aquellos para quienes la vida es dolorosa.
Por eso, en ti y con nosotros, la humanidad podrá estremecerse, la humanidad podrá engendrar; cada grito se convertirá en una palabra de amor y cada palabra de amor será para nosotros un nombre que se parecerá al tuyo.
